La oración debe acompañar el camino de los misioneros, para que el anuncio de la Palabra resulte eficaz por medio de la gracia divina.
Decía Sta. Teresita del Niño Jesús:
"la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada al cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba, como desde dentro de la alegría".
Que nuestro compromiso sea estar unidos a todos los que están proclamando el Evangelio.
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