El amor misericordioso de Dios se alcanza cuando nos transformamos, también nosotros, en misericordiosos por nuestro amor hacia el prójimo. Este "ser misericordioso" ha de convertirse en:
- Un estilo de vida
- Una característica esencial de nuestra vocación cristiana.
- Un descubrimiento constante de la misericordia de Dios.
- Un acercamiento a Cristo, rostro de la misericordia de Dios.
Cristo crucificado es el modelo, la inspiración y el impulso más grande para ser misericordiosos. Cada cristiano puede manifestar misericordia a los demás, sabiendo que Cristo recibe esa misericordia como dirigidas a él.
Seamos misioneros de la misericordia.
0 comentarios :
Publicar un comentario