viernes, 8 de abril de 2016

CHAD: APOYAR LA FORMACIÓN DE LOS FUTUROS SACERDOTES EN UN PAÍS NECESITADO DE PAZ


A finales de 2013 fallecía el arzobispo de Yamena, capital de Chad, Mathias N’Gartéri Mayadi. El Papa Francisco recordaba a este hombre admirable ante los obispos de Chad cuando los recibió hace algo más de un año: “No puedo dejar de alentaros a desarrollar el diálogo interreligioso, iniciado tan felizmente por el fallecido arzobispo de Yamena, monseñor Mathias N’Gartéri Mayadi, que se dedicó mucho a promover la coexistencia entre las diversas comunidades religiosas. Pienso que hay que proseguir con semejantes iniciativas para desalentar el desarrollo de la violencia, de la que son víctimas los cristianos en algunos países cercanos al vuestro”.

El Papa sabía de qué hablaba: en Chad hubo guerra civil hasta el 2010; los terroristas de Boko Haram están presentes con sus ataques y atentados suicidas; también hay incursiones del LRA del conocido asesino Joseph Kony. A esto hay que sumar que Chad, cuyos habitantes tienen una de las rentas per cápita más bajas del mundo – apenas tres dólares diarios – acoge a medio millón de refugiados provenientes de Sudán, República Centroafricana y Nigeria.

En medio de tantas dificultades, el Papa Francisco reconocía la labor de la Iglesia chadiana: “Me alegro por el trabajo realizado en los ámbitos de la educación, la salud y el desarrollo… Os animo a perseverar en este camino, puesto que hay un vínculo íntimo entre evangelización y promoción humana, vínculo que debe expresarse y desarrollarse en toda la acción evangelizadora. El servicio a los pobres y a los más débiles es dar verdadero testimonio de Cristo”.

El Papa reconocía que una de las prioridades de la Iglesia en el Chad eran sus seminarios: “Sé qué gran inversión —en dinero y en personas— representa para una diócesis”, pero es de absoluta necesidad si la Iglesia y los católicos del Chad – que son un 20% de una población de más de diez millones – quieren seguir estando a la altura y ser fermentos de paz y de reconciliación.

Actualmente el plan de formación de todo joven que quiere ser sacerdote en Chad comienza en uno de los cinco seminarios menores del país, con entre 30 ó 50 chicos cada uno. Cuando terminan la educación básica, pasan a estudiar los primeros años de seminario mayor al Seminario de St. Mbaga Tuzinde, dedicado a uno de los mártires de Uganda. Su formación termina en el Seminario Mayor Saint Luc de la capital, Yamena. Este es el mapa de todos los seminarios del Chad.


Pero no están solos. Para ayudar a la Iglesia del Chad en esa “inversión en dinero y en personas”, de que hablaba el Papa Francisco, la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, como órgano de la Santa Sede para financiar los seminarios en países de misión, convoca la Campaña de Vocaciones Nativas, que se celebrará el próximo 17 de abril. Es de la generosidad de los fieles con esta campaña de donde salen los 98.575 euros enviados el pasado año a los seminarios de Chad. Son dineros destinados a ellos, a los seminaristas, y, después, 10.000 euros, a preparar a sus formadores. Porque para tener un seminario ni siquiera se necesita un edificio, sólo jóvenes que se decidan por Cristo, el Rey de la Paz, y formadores que apoyen y hagan fructificar esa decisión.

(OMPRESS )

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